Estar en el paro nunca ha sido una solución para la generación Boomer. En ellos reinaba mucho más que ahora la cultura del esfuerzo.
Nuestros padres trabajaban mucho, no necesariamente en trabajos que les gustaran, y no porque no apreciaran el ocio, ni el tiempo con la familia, ni porque no hacerlo fuera un fracaso.
Lo hacían porque era necesario para salir adelante; porque había que comprar una casa; porque nadie te regalaba nada, ni te subvencionaba nada. Como se suele decir, todo lo ganaban ‘con el sudor de su frente’.
Ahora, según una encuesta de Sigma Dos, el 55% de los jóvenes entre 18 y 29 años prefería estar en el paro antes que ser infelices en su trabajo; el 64% asegura que su ocio es más importante que su trabajo y, además, los jóvenes prefieren rebajar sueldo a cambio de más tiempo libre.
Esto supone un enorme cambio de paradigma en un país con 3 millones de parados, de los que más de medio millón son menores de 25 años.
Es cierto que son una generación que ha vivido dos crisis y que se enfrentan a dificultades, diferentes pero no menores que aquellas que tuvieron nuestros padres, pero… ¿no tienen necesidad de trabajar? ¿por qué hay tanta renuncia? ¿qué hemos hecho mal?
En mi opinión es más importante que nunca poner en valor la cultura del esfuerzo.
Y tú…¿renunciarías a tu trabajo por tener más tiempo de ocio?