Decía Walt Disney “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. Pero la realidad es muy tozuda y muchos sueños se truncan por motivos, en ocasiones, ajenos a nosotros.
España es el cuarto país de la UE en número de startups y somos los séptimos de la OCDE con mayor número de autónomos. Esto significa que somos un país de gente inquieta, con ideas, con grandes proyectos, con ganas de hacer una contribución a la sociedad… Pero no siempre todo sale como esperamos.
Ser empresario en España es una profesión de alto riesgo. Las cargas laborales y la presión fiscal a la empresa se han convertido en los principales frenos al crecimiento del tejido empresarial y son las empresas pequeñas las que asumen cargas laborales y fiscales mayores.
Nuestro sistema tributario bloquea el crecimiento de las pymes, que enfrentan las terceras cotizaciones sociales más altas de Europa e impuestos de Sociedades e IRPF de los más altos del continente.
Unas cotizaciones más altas, junto al SMI más elevado proporcionalmente con el salario medio, superando el 54%, encarece directamente el coste laboral sobre todo en pymes, que es donde se concentran los salarios más bajos debido a su baja productividad.
A pocos días de dejar atrás el 2022, las perspectivas para el año que viene no son muy alentadoras. Según el XVI Barómetro de la Situación de los Autónomos, elaborado por ATA, un 71,8% de los autónomos tiene una perspectiva negativa o muy negativa de la economía española en general y únicamente el 25,8% de los autónomos encuestados afirma que su negocio ha crecido a lo largo de 2022. El 20,3% cree que su negocio crecerá en 2023 pero un 66,6% responde que no mejorará.
Espero que la inflación y los precios empiecen a bajar; que los fondos europeos lleguen a las empresas y que el conflicto en Ucrania remita para que la energía se modere.
Y tú, ¿Cómo ves el 2023?